Hotel Villa Rosa – Positano (Italia)

Querid@ Viajer@

Hoy viajamos a Italia, este bello país con tal cantidad de patrimonio cultural que se necesitarían varias vidas para verlo todo. Por ello, hoy haremos una selección particular de un hotel con encanto en una de las zonas más emblemáticas de la costa italiana: La Costa Amalfitana. El viaje comienza en la caótica e imprevisible Nápoles y puede acabar donde uno decida, en mi caso acabé el recorrido en Sicilia ya que la ventaja de ir en coche es la libertad de moverte hasta donde puedas o quieras y si es un descapotable al estilo de las películas italianas de los años 50, lo recordarás toda la vida. Un viaje, francamente, muy recomendable.

Dentro de la Costa Amalfitana, en la Región de Campania, en el Golfo de Salerno y a unos 40 kms de Nápoles, uno de los puntos de parada obligada es Positano, un pequeño pueblo construído en la roca, con casitas de colores y pequeñas callejuelas empedradas.

Allí, entre otros muchos hoteles interesantes y glamourosos como Le Sirenuse, se encuentra el Hotel Villa Rosa. Una pequeña estancia familiar con pocas habitaciones, bien situado con respecto a la playa, las tiendas y las calles principales. Las habitaciones son sencillas, decoradas en blanco, con elementos florales como protagonistas y con rosas frescas cada día. Todas las habitaciones dan al mar por lo que disponen de una pequeña terraza. Y otro detalle muy importante (y aquí es donde está el valor añadido de este hotel) el desayuno lo sirven en la terraza de cada habitación ¡un auténtico placer! ya que las vistas de Positano tanto de día, frente al inmenso Mar Mediterráneo como de noche contemplando las pequeñas lucecitas encaramadas en la montaña de este pintoresco puebl, son simplemente fascinantes. Los baños son sencillos pero nuevos y limpios, con azulejos fabricados en Vietri sul Mare.

Actualmente los precios de la habitación en su web oscilan entre los 185€  y los 310€ del apartamento.

Para continuar el viaje, hay que pasar por Ravello, alojarse si es posible en alguno de sus maravillosos hoteles (Palazzo Sasso, Caruso o Villa Maria), por supuesto parar en Amalfi y disfrutar de sus pequeñas tiendas de gastronomía italiana y llevarse un buen Limoncello en la maleta.

Lo mejor: Positano, la comida de las Trattorias y restaurantes, las vistas, el desayuno frente al mar y la llegada en coche por las escarpadas montañas.

Lo mejorable: las playas de la zona son de piedra